Thursday, September 28, 2006

Mouchette Bresson, 1967


Una clara opacidad
Existe una tendencia reforzada continuamente por el cine de Hollywood que parece dictar que las buenas películas deben ser perfectamente comprensibles en su totalidad y que además se deben cerrar coherentemente, sin dejar cabos sueltos. El último hito de la moda consiste en incorporar una vuelta de tuerca final que termina por integrar todas las piezas sueltas del relato como en un mecanismo de relojería. El público entrenado está terminando por valorar hasta tal punto la "redondez" de las películas que obras como Mulholland Drive, cercana a la lógica de los sueños, La niña sant, que parece apuntar más a lo sensorial que al razonamiento lógico, o Dogville, cuya vuelta de tuerca final en vez de aclarar las cosas las complica, son masivamente incomprendidas y desestimadas por dejar sus significaciones abiertas a la interpretación del espectador.
Mouchette (1967), como todo el cine de Bresson, no sólo está abierta a la interpretación de su audiencia porque en ella hay "pistas" que uno tiene que seguir para llegar a un entendimiento general de la película, sino que además estas también pueden ser leídas de distintas maneras. Es el espectador quien le da a los hechos su razón de ser, y a los personajes sus motivaciones y sus emociones latentes. Por tanto, las piezas en este rompecabezas pueden tener distintas formas según quien las mire, y el armado total de la película adquiere la dimensión que la sumatoria de observaciones subjetivas genera.
Pero no por esto Mouchette es una película difícil o poco accesible. Todo lo contrario. No se necesita ningún conocimiento previo para su visualización, y puede ser disfrutada por cualquier hijo de vecino bien predispuesto. La historia es bastante simple, casi minimalista, ya que Bresson toma como protagonista y eje central de la película a una adolescente de una clase baja semirrural, obligada a madurar de golpe, desalineada, rencorosa y soberbia pero también algo ingenua, insegura y necesitada de afectos. La antiheroína por excelencia y también la clase de personaje al que en la vida cotidiana normalmente nadie prestaría atención (1). Esto puede recordar al cine del neorrealismo italiano, a su preferencia por los personajes marginales y su recurrencia en la utilización de actores no profesionales.
Pero la mirada de Bresson es opuesta a las del neorrealismo, ya que muestra la acción desde una distancia casi clínica, evitándose todo tipo de efectismo y dramatización. Su intención consiste en dar cuenta de una realidad profundamente enigmática y, paradójicamente, las emociones surgen en el espectador sin ser reclamadas con artificios, de forma automática. Mouchette suele despertar la inusual sensación de estar siendo testigo de algo maravilloso, a pesar de no saber discernir bien el significado de lo que se está apreciando. Todas las actitudes de la protagonista se ven revestidas con un halo de ambigüedad y misterio.
Bresson era cristiano jansenista (2) y esto explica en parte que los temas más frecuentes a lo largo de su obra fuesen el sufrimiento y la redención, más que presentes en Mouchette. De todos modos no se deben desestimar otros temas clave en la película como el esparcimiento como necesidad básica para el hombre, la maternidad como único amor verdadero, la crueldad, la fatalidad y la predestinación, la estigmatización, la sexualidad, la esperanza.
En un excelente artículo sobre Mouchette publicado en la revista digital Light Sleeper (3), Saul Symonds explica que un rasgo característico en las películas de Bresson es la dualidad "claridad de visión" y "opacidad de significado", es decir que el abordaje claro, concreto y explícito a ciertos hechos de la vida diaria genera paradójicamente la dificultad de entender lo que éstos realmente entrañan. En la escena en que el epiléptico Arsène viola a Mouchette en la cabaña, luego de un forcejeo, él se coloca encima de ella e inesperadamente ella lentamente lo abraza. Como bien escribe Symonds: «Aquí llegamos a un punto de máxima tensión entre claridad de visión y opacidad de significado. Y es una opacidad que Bresson nunca termina por dispersar». Aquí el espectador puede interpretar, por ejemplo, que Mouchette amaba en silencio a Arsène y que se trata de un abrazo pasional y sincero, o que está tan necesitada de afectos que hasta el más brusco acercamiento la termina por satisfacer, o si no tal vez que se siente apiadada por los bajos instintos del epiléptico y el abrazo es un acto semimaternal. Pero también se puede interpretar que hay un poco de todos estos sentimientos en la protagonista, y ellos se confunden en este abrazo. Porque una cosa a la que parece apuntar Bresson muchas veces es que no existe una verdad única que explique y aclare las cosas, sino que las verdades son construcciones humanas y, por lo tanto, siempre imprecisas. La realidad termina escurriéndosele entre los dedos a las interpretaciones.
Son muy finas las líneas que separan la riña de la amistad, la agresión de la caricia y el dolor del placer en la película, y esto nos lleva una vez más a pensar en lo que Bresson muestra como dos caras de la misma moneda: el sufrimiento y la redención. La letra de la canción que Mouchette canta es muy ilustrativa: «Esperad / tened esperanza / tres días / les dijo Colón / mostrándoles con confianza / el cielo ilimitado / y tendréis un nuevo mundo / vosotros que desesperáis / y más allá del mar profundo / sus ojos lo veían ya». Tres días desde el comienzo de la película espera la protagonista para ver ese nuevo mundo. Pasado el tercero, que culmina en la violación, Mouchette se dará cuenta de que esa salvación que ella esperaba no ha llegado, por lo que saldrá a buscarla por su cuenta. Es recién al cuarto día que la película finaliza con una escena trágica y liberadora al mismo tiempo.
Es digna de reverencias la construcción que Bresson hace de un personaje que evidentemente tiene la autoestima destruida. Hasta tal punto la protagonista ha asumido su propia desgracia que de alguna forma trata de contagiar con su fatalidad a la gente que la rodea y que detesta. El director filma planos detalle de Mouchette limpiándose el barro de los zapatos en la alfombra de la casa de una anciana, o ensuciándoselos a propósito antes de entrar a la iglesia, o se la muestra arrojando mugre a otras niñas. El barro es la marca que Mouchette usa para manchar su camino, el sello distintivo de su resentida e irreverente presencia.
A casi cuarenta años de su estreno, Mouchette conserva intacto su poder de intriga y asombro. Casi todos sus analistas llegan a la misma conclusión: es inaprensible el verdadero significado de la película. En palabras de Symonds: «Ante un film de Bresson (...) siempre me voy a encontrar a mí mismo tratando de penetrar su superficie, y creo que los significados siempre esperarán un paso o dos más allá de mi alcance» (4) . Tal vez no le interese al que guste de películas íntegramente comprensibles y dominables, pero de seguro Mouchette es una experiencia sublime y enriquecedora, aparte de ser una muy buena puerta de entrada para el que no conoce la flamante obra del extraterrenal maestro Robert Bresson.

Wednesday, September 27, 2006

La hora de la estrella(Fragmentos) Clarice Lispector



La hora de la estrella
o
La culpa es mía
o
Que ella se apañe
o
El derecho al grito
o
En cuanto al futuro
o
Lamento de un blue
o
Ella no sabe gritar
o
Una sensación de pérdida
o
Silbido en el viento oscuro
o
Yo no puedo hacer nada
o
Registro de los hechos precedentes
o
Historia lacrimógena de cordel
o
Salida discreta por la puerta del fondo

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Es mi deber, aunque sea de arte menor, revelar su vida. Porque tiene derecho al grito. Entonces yo grito.
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La persona de quien voy a hablar es tan tonta que a veces sonríe a los demás en la calle. Nadie responde a su sonrisa porque ni la miran.
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No, no es fácil escribir. Es duro como partir rocas. Pero saltan chispas y astillas como aceros pulidos.
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Nadie la miraba en la calle, ella era café frío.
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-Disculpe, señorita ¿puedo invitarla a pasear? -Sí -respondió atolondrada, deprisa, antes de que él cambiara de idea. -Si me permite, ¿cuál es su nombre? -Macabea -Maca ¿qué? -Bea -se vio obligada a completar -Disculpe pero parece el nombre de una enfermedad , de una enfermedad de la piel.
(...) Los dos ignoraban cómo se pasea. Caminaron bajo la lluvia densa y se detuvieron delante del escaparate de una ferretería donde había expuestos caños, latas, tornillos grandes y clavos.
Macabea , temerosa de que el silencio ya significase una ruptura, dijo al recién-enamorado:
-A mí me gustan mucho los tornillos y los clavos, ¿y a usted?
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Él— Pues sí. Ella— ¿Pues sí, qué? Él— ¡Yo dije pues sí! Ella— ¿Pero "pues sí" qué? Él— Mejor cambiemos de conversación, porque tú no me entiendes. Ella— ¿Entender qué? Él— ¡Virgen Santa! ¡Macabea, vamos a cambiar de tema ahora mismo! Ella— ¿Y de qué hablamos? Él— De tí, por ejemplo. Ella—¡¿De mí?! Él— ¿Por qué tanto susto? ¿Tú no eres gente? La gente habla de la gente. Ella— Disculpa, pero no me parece que yo sea muy gente. Él— ¡Pero si todo el mundo es gente, Dios mío! Ella— Yo no me he habituado. Él— ¿No te has habituado a qué? Ella— Ah, no sé explicarme. Él— ¿Entonces? Ella— ¿Entonces qué? Él— Oye, yo me largo, porque tú eres imposible. Ella— Es que sólo sé ser imposible, no sé otra cosa. ¿Qué puedo hacer para lograr ser posible? Él— ¡Deja de hablar, que sólo dices estupideces! Di lo que quieras.
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Ante la cara un poco demasiado inexpresiva de Macabea, él hasta procuró decirle alguna gentileza que suavizara la hora del adiós para siempre. al despedirse le dijo:
-Tú, Macabea, eres un pelo en la sopa. no te dan ganas de comer. Discúlpame si te he ofendido, pero soy sincero ¿Estás ofendida?
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Estoy absolutamente cansado de la literatura; sólo la mudez me hace compañía. Si todavía escribo, es porque no tengo nada más que hacer en el mundo mientras espero la muerte. La búsqueda de la palabra en la oscuridad.
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Sí, estoy enamorado de Macabea, mi querida Maca, enamorado de su fealdad y de su anonimato total, pues ella no existe para nadie (...) Yo quisiera que ella abriese la boca para decir:
- Estoy sola en el mundo y no creo en nadie, todos mienten, a veces hasta en la hora del amor, yo no veo que una persona hable con otra, la verdad sólo me llega cuando estoy sola.
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¿Cuál fue la verdad de mi Maca? Basta descubrir la verdad para que ya no exista: pasó el momento. Pregunto ¿qué existe? Respuesta: no existe

Tuesday, September 26, 2006

blog del Soldadito de Plomo, rumbo a las Niagaras y eventualmente en Lima City gran coleccionador de jirafas y atrapasueños

blog de Alejandra Jaen de Pizarnik, estigmada de Cain

Monday, September 25, 2006

La tortuga


la tortuga tiene su propia cancion su propio caparazon no se sirve de platos ni de cajones para tallarse y descubrirse que esta solo-en mi morada habito mi pequeña historia-decía

Aqui no hay ocurrido nada

cicatriz se contornea en el carmesi lacteo del recuerdo bajo las estrellas del mar
vertida en vasos con huecos
la noche vaciada por meros agujeros
la luna tan añil
Es sólo el viento que estremece la casa,
golpeando un hierro del techo

Recuerdo:

Recuerdo: en su andrajoso vagar por lascalles, la silueta del lejano inviernofigura aún inerte con aire metafisicocaotico en los fragmentos de una historiasoliloquios como sembrados en el vientola soledad a solas que se escabulle en su pendula mirada,no pareceria un tipo solitariotal vez la soledad del alma
respuestas que lo atraviesan de un silbidomientras el ojo de la luna crece con su esplendida tristezacon los perros junto al humoescucha las varias voces de la tierraaguada en las sombras
que silencio ha caido ahora bajo la luz

donde ninguna flor puede crecer

donde
ninguna flor puede crecer

las noches se deshojan sempiternamente
los sueños (la vertiente de los deseos)

gritos y algunas formas de gritar impresas en la pared
con sus fisuras y variados colores

el transfigurar de una imagen a otra
de un sueño doble permutación al margen
del ojo a otro sueño

como dos personas mutadas en verdes pájaros

el desemboque el prisma de la noche diluyéndose
a la laguna de los vacíos

estoy en un inmenso vientre de donde no puedo salir
afuera todo esta muerto como un jardín helado
por eso permanezco aquí

noche extinta en la que llueven azules los pájaros

noche extinta en la que llueven azules los pájaros
hiperbólicos los saltos del corazón hacia la memoria
* * *
sin temor se tropiezan hasta destrozarse en mis oídos
no diré nada sobre ti

el verso como pequeña fiera nace

el verso como pequeña fiera nace
entre sus piernas
el verso acaba como un ave pequeña en el temor
de que sea otra noche tan llena de nada
* * *

¿y de que se pude escribir
cuando todo esta cubierto del humo de los cigarrillos?

NIÑO GATO

NIÑO GATO
Niño gato no llores, no llores niño gato
que aunque no esté tu mamá
has de dormir un rato más,
una o dos horas acaso,
toda la noche ojalá.
Cambio arañazos por un mordisco,
por un gritito te dejo hacer de tambor,
por esos dientes te doy un beso
y por una sonrisa, dos.
Niño mono estate quieto, para niño mono,
que no me dejan tocar
tus deditos en las cuerdas,
tampoco debes chuparlas
son de bronce, no son buenas.
Seré también tu montaña rusa
y tu tío vivo y tu pato volador,
yo soy el parque si tú la musa
el ánimo y la atracción.
Niño mosca a ver si vas comiendo, niño mosca
que nadie puede vivir
toda la vida chupando teta
hay que aprender a masticar,
a echar saliva y a tragar.
Han sido muchos años renacuajo
sin conocer qué será el mañana,
hoy te disfruto y no quiero atajos,
tendrán su tiempo las ranas.
Niño buho, mira como mira el niño buho.